A mi me pareció extraño cuando lo dijo, tal vez sea que leo lento. Pero ver The Wire son unas 60 horas, en 60 horas seguramente a lo mucho me lea 1000 páginas con suerte. Desde luego que eso no es un argumento en contra del video, pero seguramente José María lea el doble de velocidad, a los demás nos toma más tiempo.
@@jmbellidomorillasentonces se deberían dar argumentos analíticos en torno a la serie en vez de repetir durante un vídeo de dos partes, cómo la gente ha posicionado a la serie.
No se crea, profesor Bellido. La palabra gringo ahora también está prohibida en Facebook y no creo que tarde demasiado en extenderse a otras redes sociales
La palabra ñordo -que nunca antes escuché y googlié- debe ser lo mismo que en Ecuador se conoce como mojón. ¿Sabes algo de Ecuador? Sería interesante escucharte decir alguna palabra acerca de mi país, o de algún autor Ecuatoriano. Gracias por el consejo de no perder el tiempo con The Wire. Hace años mi esposa la vio completa, me dijo que le había gustado, y ese fue todo su comentario. Luego en la serie de Bojack Horseman escuché al perro decir las palabras a las cuales -gracias a tu consejo- me allano: «No he visto The Wire y creo que ya nunca la veré». Saludos. PD. Por favor, si cometo anacolutos o faltas ortográficas, se benévolo y corrígeme. Siempre estoy ávido de buenos consejos,
Es interesante lo que apuntas de que las mismas personas que arremetían contra la caja tonta son las que ahora se han pasado a alabar las series, eso explica quizás una omisión que siempre me ha sorprendido por parte de estos cristianos renacidos de las series: el hecho de que las mejores series las han hecho siempre, o casi siempre, los británicos. Esto es debido a que poseen la mejor cantera de actores del mundo (y quizá a cuestiones políticas como el cometido de los medios públicos británicos para instruir y económicas, que no tengan tanta pasta para hacer tantas películas como sus primos yankis y entreveradas entre ambas, como el sistema de subvenciones-. Los actores británicos destacan por dos cosas principalmente: su amplísimo registro y la extrema naturalidad con la que actuan. Pueden interpretar cualquier personaje o cambiar de registro y en todo momento son fantásticos. También, y es quizá un cliché pero no deja de ser cierto, que dominan la ironía. Esto les permite crear climas o ambientes extremedamente creíbles y en cuanto irrumpe lo grotesto o lo paródico, por mero contraste, es aún más gracioso. En este sentido, a mi parecer, en las comedias yankis se exagera demasiado. No me resultan creíbles, no me identifico, ni conozco a nadie que responda a esos personajes tan exageradamente construídos. Esto lo digo en respecto a la "Office" yanki (que me he negado a ver, pero sostengo igualmente que es un truño, sin verla, no me hace falta) en paralelo a la magistral serie de Gervais que esta otra adapta. También en el hecho de que me he reído más con una situación cómica inserta una serie dramática como es "Happy Valley" precisamente donde se evidencia tal registro (un yonki amenaza con tirarse desde un castillo de un parque infantil, evidentemente no hay distancia suficiente para que la caída sea mortal, la prota, policía, le suelta "Problemas los tengo yo que acabo de cumplir 50 añor y descubrir la menopausia, a mi hija la mataron y mi hijo restante no me habla. Anda, Charlie, baja o llamo a tus padres") que con la mayor parte de series de humor estadounidenses. Otro parte del problema es la duración: 12 o 13 capítulos de casi una hora de duración es excesivo las más de las veces, pero se ha adoptado como formato estandar. Esto supone que no solo en cada capítulo hay relleno, sino que uno o dos capítulos son paja. No sabían que hacer pero tienen que rodar ese número de capítulos. Lo malo que esto se está derramando sobre el cine convencional: en dos o tres horas son incapaces de contar lo que antes se hacia en hora y media justa. Y otro problema derivado es que creo que se está confundiendo credibilidad con negatividad. Si no pintas un mundo donde todos quedemos retratados como seres egoístas no eres creíble, cualquier intéres que no sea crematístico o personal es falso y propio de la ingenuidad superada de las ficciones de una era anterior. Esto es algo muy diferente a la escala de grises morales. Significa pintarlo todo de negro. Que es igual que pintarlo todo de blanco. No admite matices y creo que es consecuencia del nihilismo de la época, que se verá, años después como un cliché epocal, tal como percibimos aspectos comúnes en otras eras. Lo que ocurre que estamos inmersos en ello y no podemos contemplarlo con distancia. Esto se ve en "Juego de tronos", mismamente, que es "El señor de los anillos" adulto (en fin) para los que no les gusta "El señor de los anillos" o el género de fantasía, espada-brujería o como leches se denomine. Un parráfo cualquiera de Tolkien vale por toda la obra de G. Martin. Aparte del diferente valor estético, a mi me agrada la manera en que Tolkien dispone la historia y como se incrementa la acción según progresa la historia encaminado hacia un clímax (en el primer libro hay poca acción, pero te pone los dientes largos, en el segundo ya hay más y el tercer y último, es casi todo acción y épica). Esto, he leído, es un ejemplo de narratividad estructuralmente masculina. Bien, pues funciona. Por su parte, Martin es hábil, su pasado como guionista de tv, le permite esparcir la acción en cada capítulo (siempre hay una escena fuerte o desasosegante), hacer el uso de la sorpresa (pero de un modo que a veces, de puro recurrente, deja de sorprender: "a ver que personaje clave muere hoy") y un uso muy sibilino del cliffhanger (que es propio del formato televisivo, obviamente). Pero nada más, y ese dominio se le presupone, como la valentía a los toreros. Y el encanto crepuscular de "El señor de los anillos", como cierre de una era, no lo tiene "Juego de tronos" ni de casualidad. Por recomendar una serie "River" (emitida por la BBC, 2015) con Stellan Skarsgard (no sé si lo he escrito bien), seis episodios, temporada única. Que aparte de buena tiene una moraleja muy bonita sobre como la dignidad del ser humano puede sobreponerse incluso en las condiciones más adversas (quizá se pueda trazar un paralelismo entre esta época de confusión y saturación y la situación personal del protagonista) que va a la contra de este nihilismo televisivo general.
Gracias.
Se asoma el video del témpano de José María Bellido Morillas. Muy buena, profesor jajaja
Como siempre, interesantísimo. Sin embargo, creo que no todo el mundo se lee esos tres libros en el tiempo en el que se ve la serie.
A mi me pareció extraño cuando lo dijo, tal vez sea que leo lento. Pero ver The Wire son unas 60 horas, en 60 horas seguramente a lo mucho me lea 1000 páginas con suerte.
Desde luego que eso no es un argumento en contra del video, pero seguramente José María lea el doble de velocidad, a los demás nos toma más tiempo.
¡Por fin alguien lo dice!
La critica va dirigida a The Wire o a los criterios que la gente utiliza para alabarla?
A ambos
@@jmbellidomorillasentonces se deberían dar argumentos analíticos en torno a la serie en vez de repetir durante un vídeo de dos partes, cómo la gente ha posicionado a la serie.
Hola José María, ¿hace mucho que no vienes de visita a Cataluña?
Una década.
Gorki sí es un truño! Lo cual no quiere decir que no posea otras virtudes menos escatológicas. Leí La madre de adolescente y quedé puesto y convidado.
Es increíble que critiques The Wire y luego alabes Robocop 2 o Manos a la Obra y te quedes tan pancho.
Este comentario lo dejo porque puede resultar orientativo. Los insultantes los he borrado.
No se crea, profesor Bellido. La palabra gringo ahora también está prohibida en Facebook y no creo que tarde demasiado en extenderse a otras redes sociales
La palabra ñordo -que nunca antes escuché y googlié- debe ser lo mismo que en Ecuador se conoce como mojón. ¿Sabes algo de Ecuador? Sería interesante escucharte decir alguna palabra acerca de mi país, o de algún autor Ecuatoriano. Gracias por el consejo de no perder el tiempo con The Wire. Hace años mi esposa la vio completa, me dijo que le había gustado, y ese fue todo su comentario. Luego en la serie de Bojack Horseman escuché al perro decir las palabras a las cuales -gracias a tu consejo- me allano: «No he visto The Wire y creo que ya nunca la veré». Saludos.
PD. Por favor, si cometo anacolutos o faltas ortográficas, se benévolo y corrígeme. Siempre estoy ávido de buenos consejos,
Ya presentaré a Jorge Icaza.
David Chase es creador de Los Soprano, no de The Wire.
Es interesante lo que apuntas de que las mismas personas que arremetían contra la caja tonta son las que ahora se han pasado a alabar las series, eso explica quizás una omisión que siempre me ha sorprendido por parte de estos cristianos renacidos de las series: el hecho de que las mejores series las han hecho siempre, o casi siempre, los británicos. Esto es debido a que poseen la mejor cantera de actores del mundo (y quizá a cuestiones políticas como el cometido de los medios públicos británicos para instruir y económicas, que no tengan tanta pasta para hacer tantas películas como sus primos yankis y entreveradas entre ambas, como el sistema de subvenciones-. Los actores británicos destacan por dos cosas principalmente: su amplísimo registro y la extrema naturalidad con la que actuan. Pueden interpretar cualquier personaje o cambiar de registro y en todo momento son fantásticos. También, y es quizá un cliché pero no deja de ser cierto, que dominan la ironía. Esto les permite crear climas o ambientes extremedamente creíbles y en cuanto irrumpe lo grotesto o lo paródico, por mero contraste, es aún más gracioso. En este sentido, a mi parecer, en las comedias yankis se exagera demasiado. No me resultan creíbles, no me identifico, ni conozco a nadie que responda a esos personajes tan exageradamente construídos. Esto lo digo en respecto a la "Office" yanki (que me he negado a ver, pero sostengo igualmente que es un truño, sin verla, no me hace falta) en paralelo a la magistral serie de Gervais que esta otra adapta. También en el hecho de que me he reído más con una situación cómica inserta una serie dramática como es "Happy Valley" precisamente donde se evidencia tal registro (un yonki amenaza con tirarse desde un castillo de un parque infantil, evidentemente no hay distancia suficiente para que la caída sea mortal, la prota, policía, le suelta "Problemas los tengo yo que acabo de cumplir 50 añor y descubrir la menopausia, a mi hija la mataron y mi hijo restante no me habla. Anda, Charlie, baja o llamo a tus padres") que con la mayor parte de series de humor estadounidenses.
Otro parte del problema es la duración: 12 o 13 capítulos de casi una hora de duración es excesivo las más de las veces, pero se ha adoptado como formato estandar. Esto supone que no solo en cada capítulo hay relleno, sino que uno o dos capítulos son paja. No sabían que hacer pero tienen que rodar ese número de capítulos. Lo malo que esto se está derramando sobre el cine convencional: en dos o tres horas son incapaces de contar lo que antes se hacia en hora y media justa. Y otro problema derivado es que creo que se está confundiendo credibilidad con negatividad. Si no pintas un mundo donde todos quedemos retratados como seres egoístas no eres creíble, cualquier intéres que no sea crematístico o personal es falso y propio de la ingenuidad superada de las ficciones de una era anterior. Esto es algo muy diferente a la escala de grises morales. Significa pintarlo todo de negro. Que es igual que pintarlo todo de blanco. No admite matices y creo que es consecuencia del nihilismo de la época, que se verá, años después como un cliché epocal, tal como percibimos aspectos comúnes en otras eras. Lo que ocurre que estamos inmersos en ello y no podemos contemplarlo con distancia. Esto se ve en "Juego de tronos", mismamente, que es "El señor de los anillos" adulto (en fin) para los que no les gusta "El señor de los anillos" o el género de fantasía, espada-brujería o como leches se denomine. Un parráfo cualquiera de Tolkien vale por toda la obra de G. Martin. Aparte del diferente valor estético, a mi me agrada la manera en que Tolkien dispone la historia y como se incrementa la acción según progresa la historia encaminado hacia un clímax (en el primer libro hay poca acción, pero te pone los dientes largos, en el segundo ya hay más y el tercer y último, es casi todo acción y épica). Esto, he leído, es un ejemplo de narratividad estructuralmente masculina. Bien, pues funciona. Por su parte, Martin es hábil, su pasado como guionista de tv, le permite esparcir la acción en cada capítulo (siempre hay una escena fuerte o desasosegante), hacer el uso de la sorpresa (pero de un modo que a veces, de puro recurrente, deja de sorprender: "a ver que personaje clave muere hoy") y un uso muy sibilino del cliffhanger (que es propio del formato televisivo, obviamente). Pero nada más, y ese dominio se le presupone, como la valentía a los toreros. Y el encanto crepuscular de "El señor de los anillos", como cierre de una era, no lo tiene "Juego de tronos" ni de casualidad.
Por recomendar una serie "River" (emitida por la BBC, 2015) con Stellan Skarsgard (no sé si lo he escrito bien), seis episodios, temporada única. Que aparte de buena tiene una moraleja muy bonita sobre como la dignidad del ser humano puede sobreponerse incluso en las condiciones más adversas (quizá se pueda trazar un paralelismo entre esta época de confusión y saturación y la situación personal del protagonista) que va a la contra de este nihilismo televisivo general.