Título: “El Encuentro de Jay y Paqui” Jay, un joven de rostro encantador y mirada curiosa, llegó al pueblo buscando algo que ni él sabía qué era. Un día, mientras paseaba por el mercado, vio a una anciana china, Paqui, vendiendo flores. Su rostro arrugado pero sereno, y sus manos delicadas como las de una artista, lo cautivaron al instante. Se acercó tímidamente y le preguntó sobre las flores. Paqui lo miró con una sonrisa cálida y le habló de las historias que cada una guardaba. “Estas flores han visto más que yo”, dijo Paqui con voz suave. “Algunas florecen rápido, otras toman años, pero todas tienen su momento.” Jay, intrigado, le sonrió. “Creo que a veces, los momentos perfectos también necesitan tiempo.” En ese instante, sus miradas se cruzaron, y ambos supieron que, a pesar de la diferencia de edades, algo hermoso había nacido entre ellos. Sin palabras, Paqui le entregó una pequeña orquídea, la flor más rara de su jardín. Jay la aceptó sin pensarlo, sabiendo que había encontrado en Paqui no solo una flor, sino un amor sereno que florecería a su propio ritmo. Una historia simple pero profunda sobre un amor que no tiene prisa por ser, pero que es igualmente especial.
Título: “El Encuentro de Jay y Paqui”
Jay, un joven de rostro encantador y mirada curiosa, llegó al pueblo buscando algo que ni él sabía qué era. Un día, mientras paseaba por el mercado, vio a una anciana china, Paqui, vendiendo flores. Su rostro arrugado pero sereno, y sus manos delicadas como las de una artista, lo cautivaron al instante.
Se acercó tímidamente y le preguntó sobre las flores. Paqui lo miró con una sonrisa cálida y le habló de las historias que cada una guardaba.
“Estas flores han visto más que yo”, dijo Paqui con voz suave. “Algunas florecen rápido, otras toman años, pero todas tienen su momento.”
Jay, intrigado, le sonrió. “Creo que a veces, los momentos perfectos también necesitan tiempo.”
En ese instante, sus miradas se cruzaron, y ambos supieron que, a pesar de la diferencia de edades, algo hermoso había nacido entre ellos. Sin palabras, Paqui le entregó una pequeña orquídea, la flor más rara de su jardín.
Jay la aceptó sin pensarlo, sabiendo que había encontrado en Paqui no solo una flor, sino un amor sereno que florecería a su propio ritmo.
Una historia simple pero profunda sobre un amor que no tiene prisa por ser, pero que es igualmente especial.