PERDONAME

¿Cómo podríamos esperar que el otro sane si no entendemos la magnitud de lo que hicimos?
Pedir perdón no es solo decir "lo siento", sino entender realmente el daño que hemos causado.
Muchas veces, lo hacemos de manera automática, sin pensar en lo profundo del dolor que provocamos.
El perdón genuino comienza cuando hacemos nuestro el dolor del otro, cuando dejamos de razonar y comenzamos a sentir.
No se trata solo de reconocer el error, sino de integrar ese sufrimiento como propio.
Cuando lastimamos a alguien, la herida no se queda solo en palabras, sino que se graba en su ser, en su historia emocional. Aunque el otro nos perdone, el dolor sigue presente si no entendemos su magnitud. El arrepentimiento verdadero solo llega cuando dejamos de defendernos y empezamos a sentir el daño que causamos.
Cuando hacemos nuestro ese dolo*, podremos ofrecer un perdón real y comprometido, no un simple gesto vacío, y lo más importante: el otro comenzará tímidamente a confiar más en lo que sentimos, y DEJARÁ DE TEMER A QUE SE LO VUELVA A DAÑAR COMO ANTES.
Ellos necesitan certezas de que no se producirán más daños.
Y si bien es verdad que nadie puede brindar esa seguridad, igual si quieres que alguien que has lastimado deje de sufrir, entonces, haz tuyo su dolor, sí, ese mismo: el que tu le causaste.
Este proceso no es fácil, pero es necesario.
Solo al sentir lo que generamos podemos empezar a cambiar, sanar y reconstruir lo que rompimos.
Si no estamos dispuestos a hacer nuestro el dolor del otro, el perdón será solo una palabra hueca, una disculpa sin consistencia real, y que no resuelve nada.
Otra de mis canciones, creadas con Suno, un aporte mío más para seguir generando consciencia y sensibilidad ante temas que generan tanto dolor .
Pensemos juntos, entendamos cómo funciona el dolor, el maltrato, la angustia, y el apropiado manejo de cómo sanar esas heridas.
Ps. Patricia Cabrera Sena
Terapia Psicológica Online
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LETRA:
verso 1:
A veces somos ciegos, no vemos el dolor,
causamos heridas sin saber el error.
Actuamos sin pensar, con la mente apagada,
y sin darnos cuenta dejamos el alma marcada.
Pre-Coro:
El daño que hago, no siempre lo veo,
pero está ahí, en el fondo, en el juego.
Es fácil vivir sin mirar al alrededor,
pero la culpa me persigue, me exige el perdón.
Coro:
Tengo que mirarme y ver lo que causé,
no hay cambio si sigo sin reconocer.
El perdón no es solo pedir "perdóname",
es sentir el peso, asumir lo que causé.
Para sanar, debo admitir,
el daño que hice, lo tengo que oír.
Verso 2:
El dolor que inflijo, a veces ni lo sé,
pero está en los ojos, aunque no lo creé.
Es fácil culpar, esconder la verdad,
pero cuando enfrento, llega la claridad.
Pre-Coro:
El daño que hago, no siempre lo veo,
pero está ahí, en el fondo, en el juego.
Es fácil vivir sin mirar al alrededor,
pero la culpa me persigue, me exige el perdón.
Coro:
Tengo que mirarme y ver lo que causé,
no hay cambio si sigo sin reconocer.
El perdón no es solo pedir "perdóname",
es sentir el peso, asumir lo que causé.
Para sanar, debo admitir,
el daño que hice, lo tengo que oír.
Puente:
A veces no sabemos el mal que dejamos,
pero el dolor ajeno al final lo cargamos.
El perdón comienza cuando enfrento el error,
al reconocerlo, sanamos el dolor.
Coro Final:
Tengo que mirarme y ver lo que causé,
no hay cambio si sigo sin reconocer.
El perdón no es solo pedir "perdóname",
es sentir el peso, asumir lo que causé.
Para sanar, debo admitir,
el daño que hice, lo tengo que oír.
Outro:
Muchas veces no vemos lo que hacemos,
pero al mirarnos, el cambio conseguimos.
El perdón empieza al ver la verdad,
y mi alma sana cuando enfrento la realidad.
Letra: Ps. Patricia Cabrera Sena
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