Daniel, transmisión y salida del pecado. Libro de Daniel. Episodio 5

(Dn 5.18,20,22-23) “El Altísimo Dios... dio a Nabucodonosor tu padre el reino y la grandeza, la gloria y la majestad... Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto... de su reino... y de su gloria... Y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto; sino que contra el Señor del cielo te has ensoberbecido...”
Pasaje bíblico: Daniel 5.13-30
Es muy importante entender qué es el pecado y cómo se transmite de unos seres humanos a otros para comprender los efectos que éste tiene entre las personas, generando unas consecuencias nefastas para todos dado que nadie está libre de él, mediante actitudes y conductas negativas que nos convierten al mismo tiempo en verdugos y en víctimas unos de otros. Nadie es inocente en el mundo, todos somos pecadores culpables, todos hacemos el mal a los demás y todos sufrimos el mal ajeno en nuestras propias carnes. El pecado nos hace repetir en el tiempo y en las distintas sociedades que aparecen y desaparecen los mismos modelos de conductas nefastos de los que todos somos herederos y responsables. Y esto es así porque todos tenemos la tendencia a obra el mal, en parte adquirida de nuestros ancestros y en parte aprendida de los esquemas y roles sociales y culturales con los que hemos convivido y que van pasando de una generación a otra. Y, para colmo, cada cual aporta al mal recibido su parte propia mediante su carácter personal o idiosincrasia, que es como una huella digital moral propia y única de cada uno.