El reloj marcaba el fin del silencio,
tu voz rompía la calma en el tiempo.
"Regresa, hay tormentas que hay que enfrentar",
susurraste al borde de un mar sin piedad.
Tus ojos, un océano de despedidas,
cada palabra abría viejas heridas
Y mi corazón se rompe en pedazos,
cada latido me arrastra al ocaso.
Me pierdo en la noche, buscando piedad,
intentando borrar tu voz de mi verdad.
El sofá quedó como un campo de guerra,
tus razones dibujaron mi condena.
Quise alcanzarte, pero no hablé,
mis manos vacías no te detendrán.
La luna brillaba como un juez distante,
mientras mi mundo caía al instante.
Y mi corazón se rompe en pedazos,
cada latido me arrastra al ocaso.
Me pierdo en la noche, buscando piedad,
intentando borrar tu voz de mi verdad.
En la danza del vino se ahoga mi ayer,
las preguntas susurran lo que pudo ser.
Si pudiera detener el tiempo y volver,
te abrazaría hasta el amanecer.
Y mi corazón se rompe en pedazos,
cada latido me arrastra al ocaso.
Me pierdo en la noche, buscando piedad,
rogando que el destino te haga regresar,
que las estrellas guíen tu alma al hogar.
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