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Lo curioso es que usted sabe eso de Sócrates (suponiendo que realmente lo declarara Sócrates) porque Platón lo escribió, y generaciones de traductores y editores lo difundieron después. Todo ese trabajo lo hicieron con las manos, no nada más pensando; y ciertamente, la traducción y publicación de textos depende en gran medida de la intuición y la creatividad para salir adelante. Hay mucho de artesanía en esos trabajos, aunque no se trate de un trabajo manual con barro o con pintura. Tiene la ilusión, gracias a discursos como la "bioprogramación" o "tecnopogramación" de que la memoria, el saber y el conocimiento no son atributos ni logros humanos. Se parece usted a quienes dicen que las pirámides las inventaron los extraterrestres porque los humanos somos tan "limitados" que no pudimos haber construido nada antes del siglo XX. Cuando en realidad, nuestra "bioprogramación" es usar la inteligencia, la memoria, y tantas otras capacidades intelectuales, para aplicarlas en la realidad a través del cuerpo. Es lo que propició nuestra evolución, es lo que nos permitió abandonar la prehistoria. Y llega ahora gente como usted a decir que nuestro "apasionante" futuro es volver a esa prehistoria. Esa es la verdadera amenaza, que haya humanos como usted, engañandos por la fantasía de la tecnología, dispuestos a despojar de su humanidad a otros seres humanos. Finalmente, el museo y templo de papel lo tiene usted en la cabeza, porque las biblotecas son, por definición, espacios vivos y dinámicos. Su razón de ser es la interacción de la comunidad con el acervo que se conserva para su reutilización; podrán crearse "méiquerspéices", pero si no hay un acervo documental presente en ese espacio, ni el servicio está orientado a que los usuarios lo utilicen, eso deja de ser una biblioteca. Concebir las bibliotecas como "museos de papel" es sinónimo de nunca haber pisado una. Más bien usted tiene que reinventarse para llenar sus lagunas de información y abandonar esas ideas que atentan contra sus semejantes. De nada.