En mayo del 2022, a mis 53 años, empecé a frecuentar el morro solar de Chorrillos, sin saber que poco a poco me iría encariñando con él y con el deporte de la bicicleta de montaña.

Sólo contaba con conocimientos básicos, es decir, sabía montar bicicleta pero eso era todo. Con la ayuda de algunos amigos fui aprendiendo algunas técnicas y fui "desbloqueando" líneas y obstáculos. Mientras más iba al morro, más me gustaba, aunque no faltaron ocasiones en las que me preguntaba "¿qué estoy haciendo acá, a las 6 am, con este frío? ¿No sería mejor estar en casa tranquilo?".

Ya he tenido varias caídas, felizmente ninguna de consideración. Y siempre he vuelto, asustado pero con ganas de recuperar la confianza perdida luego de cada revés.

Estoy muy lejos de haber logrado dominar el cerro y el deporte, y tal vez no lo logre nunca, pero lo que interesa es el viaje, y ese viaje es divertido.