Dedico esta canción a mi abuela, quien llenó mi infancia de amor y melodía. Me la cantaba para dormir, para despertarme, y su voz se convirtió en un suave hilo que aún nos une. Cada vez que la escucho, su recuerdo me abraza.
Este video nació junto a almas brillantes: DOM, un guitarrista y cantante lleno de pasión, y Valeria, una voz espléndida que transforma cada nota en emoción pura. Agradezco también a mi amigo Nico Blengio, quien con paciencia y arte capturó esta magia en su ciudad.
Mallorca, con su montaña, su mar, y su serenidad, nos regaló el escenario perfecto. Cada visita a esta isla es un recordatorio de lo que significa la belleza.
Espero que disfruten tanto como nosotros disfrutamos creándolo.